Tu Puta Mulder

Siempre me habían tachado de puta, de descarado por no llevar ropa interior, pero yo nunca quise verlo. Prefería vivir en mi nube y no darme cuenta de la realidad que rodeaba mi existencia, era un joven tímido, inocente deseoso de experimentar... experimentar con ovejas, hombres y sobre todo... marineros.
A Marinero le conozco desde hace tiempo, y siempre me había despertado cierta curiosidad su sexualidad. Bien es cierto que hasta esta semana mi pasión hacia él había estado en letargo esperando una pequeña chispa que encendiese la llama de la pasión.
La chispa llegó, y llegó en forma de tormenta en tierras Irlandesas, yo había bebido, llevaba mucho tiempo rodeado de hombres, privado del sexo unido a litros de cerveza, mis hormonas estaban disparadas, sentía como mi pene se excitaba e iba tomando forma vigorosamente apretando contra mis pantalones... Ahí estaba, Marinero, con su semblante adusto. Empecé a fijarme en él, cada vez más, con mas detenimiento, con mas pasión... podía sentirle, apreciaba cada poro de su piel, y su forma de transpirar, mezclándose su sudor con las frías gotas de lluvia me hacía imaginar cosas realmente lujuriosas.
No solo mi mente y mi pene reaccionaban, mi culo empezaba a dilatarse solo, no podía controlarlo, como una perra en celo empece a fantasear y a contornearme lentamente para sentir mis testículos frotándose con mi entrepierna.
Le tenía cerca, pero no lo suficiente. Quería sentirlo dentro de mi!!! No pude aguantarme más, las imagenes se aglpaban en mi cabeza, solos él y yo, de mil formas y maneras, quería que me usase, que se aprovechase de mi, que me utilizase, quería darle placer, y que él me lo diese a mi.
De repente estalle y de mi boca sin pensarlo salió de golpe:

MARINERO, FÓLLAME EL CULO!!!

Extracto del cuaderno de viaje de Nooma, la puta.